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Quememos todo.

I.

Yo tenía 7 años, un uniforme de escuela, siempre con pantalones cortos debajo de la falda (como me decía mami para cuidarme) ¿ya les dije dónde estaba? en la escuela, a plena luz, de 8 a 3 en horario regular.

Yo tenía 16 años, en un carro, camino de vuelta a casa de mi padre y mi madre, conducía quien era la persona que decía amarme, quien era la persona que yo creía que me amaba, con quien era la persona que yo pensaba que merecía le amara.

Yo tenía 22, en mi apartamento, vestida, a las 6 de la tarde, con un amigo al que le tenía confianza, le dije que no quería, no le importó, insistió, me resistí, aún así, lo hizo.

II.

A cualquier edad, en cualquier lugar, a cualquier hora, con cualquier ropa, en cualquier situación, y aunque digamos que NO, resistamos, pidamos ayuda, vayamos en huida, nos defendamos, la violencia siempre nos persigue.

Nunca fue nuestra culpa, nos violan, nos acosan, nos sodomizan, nos hostigan, nos persiguen, nos vigilan, y sé, sepamos ahora que NO fue ni será nuestra culpa. No estamos solas, todas en nuestras historias somos testigos de la violencia machista y de que la culpa no es huérfana, pero que tampoco es nuestra.

La culpa es del violador. La culpa es del cómplice. La culpa es del Estado. No queremos más excusas, queremos educación para la equidad, educación para la paz. Basta de que se nos trate como objetos para la recreación. Las mujeres no somos fuentes de placer de nadie.

III.

En nuestras historias colectivas hemos resistido la violencia, la hemos batallado y como decía Julia de Burgos desde 1938, " yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese...Pero la rama estaba desprendida para siempre, y a cada nuevo azote la mirada mía se separaba más y más y más de los lejanos horizontes aprendidos". Nosotras somos nuestra ruta y desaprender el machismo en nuestras cuerpas es posible y urgente. Tenemos que recordarnos que las historias de unas son de nuevo las historias de todas, y que la única certeza de que el patriarcado se cae, está cada vez que reconocemos que nos necesitamos, que nos esperamos, y que nos damos lo que tenemos para sostenernos y acabar juntas la violencia, el machismo, y la indiferencia. Quememos todo.

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