La primera de todas las heridas.
II
Me tomó 29 años entender que la vida no me había olvidado. Y un poco menos descifrar de qué están compuestos, verdaderamente, los caminos.
La vida es un misterio, todos lo sabemos. En mi vida solo hay una cosa que me ayuda a templarme. Las palabras. Cuando hablo de la literatura, me gusta, siempre referirme a ella como bálsamo, como salvavidas y como diría alguien muy cercano a mi corazón, como vendaje. La herramienta perfecta para la catarsis, la tan deseada purificación de nuestras almas.
A temprana edad me topé con aquello que pensaba -y pienso- era puro elixir de los dioses, la poesía. Durante la escuela intermedia fue mi misión colectar los versos de boca de todos y cargarlos bien cerca de mi corazón. Y ahora que me he tomado el tiempo