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Cuando tu bebé tiene un bebé.

Durante la preñez pensamos que llevamos un gran peso en nuestro interior, uno que no solo es físico sino también emocional. A su vez sentimos estar en control porque sabemos que mientras este ahí suponemos que estará seguro. Aún sin saber que la mayor complejidad de nuestro proceso a penas inicia.

En mi experiencia como madre cuando tuve por primera vez a mi bebé en mi regazo me sentí poderosa, completa y realizada capaz de derrotar el mundo. Simultáneamente un sentido inmenso de gran responsabilidad me inundó retando mis capacidades y recordándome todas mis debilidades. Es así como inicie un nuevo proceso en la maternidad.

Aún recuerdo cuando criaba a mi bebé con todos los cuidados, dedicación y responsabilidad que en aquel momento podía asumir. Admito que muchas veces pensé que era una tarea demasiado ardua que tal vez era muy joven y quizás me había anticipado. Entre aciertos y desaciertos en las que muchas decisiones tomadas tuvieron causa y efecto, me fui haciendo madre.

Lo que en algún momento me pareció complicado lo superaba cada día un paso a la vez. Junto con cada proceso llegaba la expriencia, el aprendizaje, destrezas y también nuevos retos. Uno de los retos más representativos fue el momento en que mi bebé tuvo un bebé. En el momento en que llegó mi nieto y lo tuve en mi regazo experimente un hermoso dejavú. Volví a repasar aquellos momentos de mi primera maternidad y revivieron los mismos sentimientos, temores e inseguridades.

Esta vez un poco más aliviada porque no era yo quien criaría. Aún así pensaba, ¿lo habré hecho bien? ¿le modelé lo necesario? ¿estará mi bebé lista para su bebé?. Ahora se presentaba un nuevo reto, tenía que volver a Matertransmutar.

El sentimiento maternal nos hace seguir viendo a nuestres hijes como bebés, no importando que ya sean personas adultas. Queremos saberles segures, felices, capaces y amades. Nos aterra verles de otro modo que no sea en bienestar. Aún cuando ya han demostrado administrar bien sus propias vidas, deseamos seguirles apoyando y estar al pendiente de elles.

Vivo una nueva experiencia, desde la que escribo hoy. Esta vez en mi rol maternal que transmuta para llenar el zapato de abuela sin dejar de ser la madre que mi hija necesita. Ver realizarse en ella más de lo que en aquella primera vez en brazos para ella soñé y hoy más que una realidad, superó mis expectativas. Me dedico entonces a estar para mi hija a disfrutar sus nuevos roles, verle crecer de otra manera. Aprender su estilo de crianza, respetar sus parámetros y valorar su esfuerzo para ser parte de quienes levantan una nueva generación. Estar presente para dar mi apoyo y omitirlo cuando sea necesario. Matertransmutar juntas en esta nueva etapa y modelar mi nuevo rol como abuela. Es tiempo de trascender en este continuo de las maternidades que se perpetúa en nuestras acciones y en nuestra decisión de amar. Así desde este punto de vista seguiré disfrutando de lo que pase ahora que mi bebé tiene un bebé.

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