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Yo amo ser mamá


I.

Amamantaba a mi segundo hijo que estaba medio dormido, cuando despegó su carita de mi pecho y le observé. Delinée como una caricia un gran círculo rosado en su cachete. Detallando cada micro espacio que habita su delicada piel. Buscábamos nuestras miradas y me sonrió mientras se le salía un poco de leche por el labio. Reí con su gesto adorable y casi susurrando le pregunté: “¿Está rica la leche de mamá?” y me adentre a juntar las ideas; comencé en un vaivén agradable de experiencias que hemos juntado; nuestro parto, nuestra recuperación, nuestro post parto, nuestra lactancia, nuestra relación.


II.

Me uní a la filas de madres cuando tuve mi primera dificultad en la lactancia. Me chillaba pensar en ir a un grupo de apoyo pero lo necesitaba. Vengo de cuna codependiente de manejadores de grupos de apoyo y me he llevado menudas sorpresas desagradables con ellos. Sin embargo entonces, monté a mi primer hijo en el carro y nos dirigimos allá.



III.


Me pensé, me describí y me asumí como una mamá fuera de las redes sociales desde que descubrí que estaba embarazada. No existen fotos ni relatos de preñá ni nada de eso. Lo que en realidad, me fue de mucha ayuda emocional. Verán, tengo un diagnóstico que explica que siento las emociones de modo intenso y que en ocasiones, esa misma intensidad hace que no me exprese con efectividad y que no comprenda bien lo que sucede a mi alrededor.


Llevo casi tres años dedicada a escucharme, entenderme, comprenderme y actuar a mi favor. El hecho de que un evento tan abrumador, lo mantenga privado, me ha funcionado, sobretodo porque me siento sanando a mi ritmo, y se siente bien, que este proceso, sea definido e implementado por mí. Sin presiones adicionales, comparto lo que quiero en privado, con quienes quiero.


Con los dolores y placeres que se presentaban alrededor de la teta, descubrí a un grupo hermoso de valientes personas que se han convertido en mi tribu secreta. Mamás, papás y personas que cuidan desde el amor. Quienes han brillado intensamente en esta pandemia, porque no nos hemos desconectado ni un poquito.


IV.


Mi primera maternidad fue diferente y no paro de pensar en aquella chiquilla. Cuando decidí ser mamá, lo decidí desde una consciencia que me aterra describir por su inmensidad. Ser mamá es intenso hasta sentir que te partes por completo, desde el cuerpo hasta lo más profundo de tu ser. Ese sentimiento de sentirse encontrada y de volverse a perder, con cada cambio de pañal, con cada baño, cada siesta, cada sesión de teta.


La maternidad se asume. Es una decisión que se debe pensar por una, por nuestros deseos, por lo que estamos dispuestas a dar, porque nos cambia, nos mejora, nos enternece. Me convertí en mamá cuando solté el control, cuando aprendí a prestar atención, cuando mi corazón entendió que podía amar con una nueva intensidad. La maternidad me libera y me sigue sanando, me aterra, me serena, me fortalece y me complementa. Yo amo ser mamá.




Mamá Resistencia.



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