la mascarilla de juguete.
No sé de dónde me he sacado este verso, me resume como eco casi ensordecedor, me sacude la nostalgia y me regala una melodía en canción, siento que la he escuchado de algún andante por el arte de esos que saben de donde vencer. No me explico, lo entiendo, a veces me siento al revés y escribo en la silla de espalda y entonces para dentro bien dentro me puedo ver. Como el reflejo del espejo en casa de mami y papi, en el gavetero blanco brillante y las puertas del espejo de mi casa que me dejaban ver en mi misma mi eco cuando de frente me puedo ver y de espaldas también. Siento que venía a contarles de un verso que ya no me sé, ando rimando versos que no me sé. Creo que decía algo como " y es el ansias de todos un día volver a casa y disfrutar del festín del regreso" no sé de quién sea esa palabra concisa que me retrata y me permite nombrar un sentimiento de ansias de nostalgias de duelos que no me viví como quería y que me revisitan en estos días como un retrato de película antigua, parabrisas de prisas como las hojas del papel pintado que retrata al pasar de los dedos veloces a extremo, la vida que me ha pasado hasta hoy.
Tengo solo 27 años y un hije luz y cielo de 2 . En estos días en el ansia y la nostalgia del volver a casa, me encuentro con un cuadro pintado en la sala de mi casa en 3D era mi amante mi esposo elegido que a rodillas colocaba a nuestre hije un casco para bicicleta, unos zapatos adecuados, unas gafas de "cortar grama" de juguete y una mascarilla también de juguete. Una mascarilla que llegó de manos de abuelo viejo sabio, que le consigue a nuestre niñe una mascarilla de juguete del hombre araña. Una mascarilla de juguete, no es.
Son los tiempos que vivimos los que le preguntan a nuestre hije en ese cuadro de la sala de mi casa, con mi amante esposo elegido "Lucas, ¿sabes por qué te estamos poniendo esto?" la respuesta es un "no" ( y no de los de un niñe de dos años) un "no" tímido con ojitos de sol de verano, animosos por salir corriendo a fuera después de estos meses que la cuarentena no nos dejaba ser niñes. Un poco reconocer la niñez, sus derechos, coño, que se piense en elles, que puedan salir, que puedan huir y sepan a donde. Y ahí estaba yo entre los espejos del pasillo que no se encuentran de frente el infinito y estoy yo frisada, un río adentro que me sé, un cauce obligado, hasta que broté y fue a llanto puro, de ver con mis ojos de sol en noviembre, a mi promesa cumplida de noviembre decir que no, que no entendía ... y escuchar de mis oídos la voz amante de mi vida decir " es para protegernos, Lucas" y ese "nos" hizo un eco profundo en casa.
Me rabia que me digan " esto pasará" me rabia que me digan " no sabrá" "no recordará" "será normalidad" . Me rabia que muerdo que no puedan ver, que el mundo no es ahora que es el después y ¿qué pasa con el porvenir? acaso no tiene mérito y lugar, recordarse que adelante pueden existir los posibles que nos demos ya.
No tengo ganas de pesar, de saberme cómplice del futuro que no puedo ver pero que ahora debo construir, para que haya espacio para ser un niñe libre , luz zascandil. Un camino a casa que somos todes. Unas ansias que me se enfrentando, que me dicen que el festejo no es de mi verdad, pero que al futuro se lo puedo cambiar. Nos lo puedo, me digo y grito porque sé, que el mundo es aún para mí un buen lugar. Aún para nuestre hije, nuestra promesa de noviembre, luciernaguita, que te quiero libre como dicen las canciones a la bandera, te quiero ondeante volando con aires de conciencia y justicia, de amor de matria. Somos una oleada. El camino a casa está para el después. Me merece la pena, te "me" cuidas, dios te "me"guarde, como diría mi bisabuela. Me dicen si saben de quién es la idea, de la mascarilla de juguete y de dónde vienen las ansias, si de tanto estar en casa.